LA CLARABOYA DE LA COCINA
Cada invierno, cuando llega la época de las matanzas, me viene a la memoria la claraboya de la cocina de la taberna y posada de mis padres en Cereceda.
Claraboya deriva del francés " claire voie " o vía clara.
En mi niñez había muchas cocinas que tenían la chimena claraboya.
Las cocinas en las casa antiguas de Cereceda estaban siempre al fondo de la casa, junto al corral y tenían como iluminación la luz que penetraba por el hueco de la chimenea y las llamas de la lumbre.
En mi casa la claraboya de la chimenea llegaba hasta la mitad de la cocina aunque en los laterales dejaba un espacio sin alcanzar que era la zona en la que estaban el escaño de poner el pan una vez " masado " y el escaño donde nos sentábamos a desayunar, comer y cenar.
Esa claraboya tenía la forma de un trapezoide con el lado más corto en la pared, dos lados iguales a derecha e izquierda y el lado mayor dirigido al centro de la cocina.
Las tablas que lo formaban eran de madera de roble, " gordas " e irregulares, llenas de puntas para colgar las " morcillas de año " que se curaban con el calor y el humo de la chimenea.
Cuando llovía caían gotas sobre la lumbre y sobre un trozo del piso de la cocina, que era de lanchas de pizarra. Un piso irregular de grandes lanchas, cuyos huecos se rellenaban de barro, " prensado " de tanto pisarlo.
Cuando llegaron las chimeneas " francesas " ese hueco se transformó en una chimenea rectangular y el hueco de una claraboya con una teja o dos, y hasta tres, de cristal, en las que rebotaban los granizos que asustaban a los gatines dormidos al calor de la lumbre.
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