LA MANO QUE DA ESTARÁ SIEMPRE por encima de la mano que recibe.
Este proverbio me lo enseñó el señor Cencio ( Inocencio ) un hombre del Madroñal que venía a Cereceda a vender aceitunas y carozo con un carro tirado por un " macho ".
Era un hombre muy callado, al que mi padre decía que había que sacarle las palabras con unos alicates.
Los alicates son herramientas manuales diseñadas para variados trabajos: sujetar, doblar, cortar y arrancar.
El señor Cencio me decía: " Mira, Nachito, la mano que me da el dinero para pagarme está siempre por encima de mi mano que espera el dinero. Si me paga la señora Petronila con alubias yo coloco mi mano mucho más abajo que la suya para sujetar el puchero en el que me echa las alubias ".
Cuando yo le despachaba una botella de aguardiente a mi amiga Nice - se llamaba Nicéfora como su abuela pero todos la llamábamos Nice, pues a las gentes de los pueblos les gusta acortar lo nombres, aunque éstos sean cortos - porque su madre la mandaba a la taberna a buscar aguardiente para su padre, yo le pedía que pusiera las dos manos por miedo a que se le resbalara la botella y se rompiera.
Solamente ocurría al revés cada vez que yo iba al estanco a buscar un cuarterón de tabaco o un librito de fumar. Entonces, como el mostrador estaba más alto que mi estatura, pues yo siempre he sido " pequeñajo ", yo depositaba el dinero en el mostrador poniéndome de puntillas en las albarcas.
Me parece bien que quien recibe ponga la mano por debajo de quien da.
Foto Google.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario