SI DIOS NO QUIERE, los santos no pueden
Las " gatas " de Cereceda eran muy religiosas.
Tenían entre sus advocaciones preferidas a la Virgen de la Peña de Francia, a la que ellas encomendaban todos los problemas, principalmente de salud, de sus familiares.
Cada año, con la llegada del 8 de setiembre, aparecían las promesas que las " gatas " habían hecho a la Virgen ante las enfermedades de niños y ancianos.
También se pedía a la Virgen que librara a sus ganados de las " chispas ", el nombre que ellas daban a los rayos de las tormentas.
Otra advocación favorita era San Antón, patrón de los animales, cuya fiesta se celebra el 17 de Enero, aunque en mis años de monaguillo nunca hubo " bendición de animales " en Cereceda.
En el momento que alguna cabra o alguna oveja no llegaba al pueblo al atardecer, la oración de San Antonio brotaba de sus labios, seguras de que el Santo se encargaría de que apareciera " sana y salva " aunque se hubiera quedado en el Valle Trigal a parir.
San Marcos y San Pablo, los dos Patronos del pueblo, eran poco invocados aunque se celebraran sus procesiones solemnes en las fechas - 15 de enero y 25 de abril - de sus festividades.
Recuerdo que algunas " gatas " acudían el domingo antes de la misa a que D. Antonio, les dendijera alguna vela que habían adquirido en el comercio de la Paz o de Alicia para encenderla en la iglesia ante el altar de la Purísima.
En una ocasión pregunté al P. Macías, " gato " y sacerdote religioso dominico, si sería mejor encender la vela y ponerla en el altar mayor porque, yo opinaba, que la intercesión de Dios era " mejor " que la intercesión de los santos.
El P. Macías me replicó : " Si Dios no quiere, los santos no pueden, pero me parece que Dios no tiene tiempo para preocuparse de los problemas de las gentes de Cereceda y, por eso, acuden a la Virgen de la Peña o a San Antonio.
Foto Google.com. San Antón, patrón de los animales.
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