martes, 14 de noviembre de 2023

 LA VUELTA DEL HUERTO







Los matrimonios " gatunos " que yo conocí en mi niñez solían acudir juntos al huerto a buscar unas patatas tempranas o unas berzas para las cabras o las ovejas.

Era costumbre en Cereceda que el marido le " llevara " unos cuantos años a la su mujer.

Ese número variaba pero solía estar alrededor de los 3 - 4 - 5 años.

Cuando el marido envejecía, la mujer lo " arrastraba " - se decía en el pueblo - hasta el huerto para que saliera un rato de casa y estirara las piernas y tomara el aire y se " distrayera " un poco.

El marido muchas veces se quedaba junto a la portera mirando los árboles frutales, que él había plantado en el huerto heredado de sus suegros o regalado como " espiga " el día de la boda,  o los canteros de patatas o de frejones mientras la mujer, la azada o un cuchillo viejo en la mano, iba llenando hasta la mitad un saco, que era la mejor forma de traer lo que había ido a buscar al huerto.

Las cestas de mimbre, hechas por el su marido eran grandes y pesadas, y los cestos de mimbres del prao de La Pesquera eran aún mas pesados.

El saco apoyado en el hombro y sujeto con la mano izquierda, le permitía ayudar al su marido en el caminar hacia el machadero de la puerta en el que solía dejarlo sentado mientras ella vaciaba el saco en el portal.

Y, si era necesario, con el brazo derecho lo sujetaba por el camino de La Cuesta o de Matahíjos o del Chorrero.

Así eran las " gatas " viejas y los sus maridos, cuando yo era niño en Cereceda.

Foto  pinterest.es

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