ACEITE Y ROMERO FRITO, bálsamo bendito
Este dicho popular me lo enseñó una " gata " llamada Asunción Franco Rodríguez , " Choni ", compañera en mis andanzas veraniegas a la búsqueda de orégano por el término municipal de Cereceda y por algunos " praos " del Cabaco.
Yo le conté que ese remedio viene citado en La Gitanilla de Miguel de Cervantes.
Busqué el texto, lo copié en un papel y se lo entregué para que conociera el remedio aplicado por la abuela de Preciosa - la protagonista de la obra - a un hombre que tenía llagas por mordeduras de perro.
" Llegaron a la barraca o toldo de Andrés, y, con presteza encendieron lumbre y luz, y acudió luego la abuela de Preciosa a curar al herido, de quien ya le habían dado cuenta. Tomó algunos pelos de dos perros, friólos en aceite, y, lavando primero con vino las mordeduras que tenía en la pierna izquierda, le puso los pelos con el aceite en ellas y encima un poco de romero verde mascado; lióselo muy bien con paños limpios y santificóle las heridas ".
Texto tomado de La Gitanilla de Miguel de Cervantes.
A Choni le hizo mucha gracia el remedio de la abuela y me comentó que algunas de esas cosas ya las hacía su padre, el tío Eugenio, y otras las empleaba ella.
Me dijo que ella acostumbraba también " el santiguar las heridas " o bien colocando una cruz hecha con dos palos pequeños o bien haciendo la cruz con su dedo " gordo " encima de la herida.
Ella tenía romero en una maceta a la puerta de su casa y lo utilizaba para muchos remedios caseros.
Foto Google.com
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