LA BOLA DE SAL EN LAS PESEBRERAS
Cuando yo fuí ganadero de vacas y de novillas y de churros y terneras, mi padre tenía la costumbre de colocar en las pesebreras unas bolas de sal.
Eran bolas gordas que pesaban un kilo o dos, y que las colocaba en el hueco del centro de las pesebreras.
Las pesebreras de las vacas estaban hechas de un tronco de roble.
Se abrían unos cuantos agujeros y en cada agujero se le ponía la comida a una vaca.
Esa comida era paja de trigo trillada y " garrobas " molidas.
Lo normal era que las pesebreras tuvieran cinco agujeros para que una pereja de vacas se pudiera atar a comer en ellas.
Yo repartía la comida en dos agujeros para cada vaca y en el agujero central ponía la bola de sal.
Mi tío Horacio me explicó que se ponía la bola de sal para que las vacas al salir al campo bebieran mucha agua y a la hora de rumiar - las vacas son animales rumiantes - tuvieran más saliva para hacer el bolo alimenticio más blando para tragarlo.
A las cabras y a las ovejas nunca les puse bolas de sal, porque el cabrero y el pastor les echaban sal en las piedras que había en la zona de Valdecaseras y en Pataloso y en las Salgaeras, lugares donde sesteaban los animales.
Don Ricardo, veterinario y alcalde de Cereceda, me dijo que en su pueblo - Matilla de los Caños del Río - colgaban las bolas de sal en las encinas para que el ganado rumiante acudiera a " chuparlas ".
Fotos Google.com Cubo de sal en el suelo y colgado de un árbol para que chupen las vacas.
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