martes, 4 de marzo de 2025

 A CADA ÁRBOL SE LE CONOCE POR SUS FRUTOS







Los " gatos " y las " gatas " añadían " y a las personas por sus hechos ".

Siempre me llamó la atención la dificultad que yo tenía para distinguir los árboles de los linares y de los huertos " alredor " del pueblo durante los meses de invierno.

Con la llegada de la primavera aprendí a diferenciar ciruelos y perales y manzanos y guindos - los frutales más abundantes en Cereceda - por el color de las flores.

En cambio había muchachos que los diferenciaban de lejos aunque fuera en invierno.

Ya he contado que mi padre me " daba lecciones de agricultura " y me enseñaba los nombres de todos los productos que había en el huerto de la Calleja el Castaño y los nombres de los frutales que él había plantado allí.

Y también he contado que mi vecino, el tío Remigio, tenía en el huerto de casa - y allí seguía hace unos años - un manzano que daba manzanas y peras.

Yo lo consideraba un árbol " milagroso ", y fué Don Lamberto quien me explicó - ante una pregunta que yo le hice por consejo de mi padre acerca de ese árbol - que algunos frutales podían ser injertados de yemas de otro frutal y " dar cosecha " de dos frutos diferentes.

Hay algunos árboles frutales que " se burlan " del refrán.


Foto Google.com  Injerto de púas en frutales



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