viernes, 3 de febrero de 2023

 MI GARGANTILLA DE SAN BLAS







Durante el invierno era frecuente que hubiera fiestas en los pueblos pequeños.

La fiesta de San Blas se celebraba en La Nava.

En Cereceda la fiesta grande eran Las Candelas, el día 2 de febrero, aunque ya se había celebrado la fiesta de uno de los Patronos del pueblo el día 15 de Enero : la fiesta de San Pablo Ermitaño, al que estaba dedicado el eremitorio que se levantaba junto al cementerio y en el que vivía un eremita encargado de abrir las sepulturas y cuidar del cementerio.

A pesar de esas dos festividades invernales, mi tía celebraba también la festividad de San Blas con la colocación en el cuello de sus sobrinos de una gargantilla.

El Día de Las Candelas le pedía al Párroco que le bendijera gargantillas de lino que ella había hecho con un trozo de una sábana.

La mañana del día 3 de febrero, antes de ir a la escuela, me colocaba la gargantilla mientras rezaba " entre dientes " una oración a San Blas pidiéndole que protegiera mi garganta de los catarros.

Ese era el nombre genérico que se aplicaba en Cereceda a todos los " males " de la garganta.

Esa gargantilla la llevaba al cuello sin quitármela ni para dormir hasta la Misa de la Ceniza, que es como yo llamaba a la Misa del Miércoles de Ceniza a la que acudíamos todos los niños y niñas del pueblo acompañados por el Maestro y la Maestra.

Al terminar la misa, yo acudía a casa de mi abuela Fausta para que mi tía me quitara la gargantilla de San Blas.

Mi tía retiraba de mi cuello la gargantilla y la " echaba a la lumbre ", pues esa gargantilla no " servía "  para el año siguiente.


Foto  Google.com    Imagen de San Blas y las gargantillas.


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