EMPLASTO
Sustancia espesa y pegajosa que se extiende sobre un trozo de tela y se aplica, con fines terapéuticos, sobre la parte del cuerpo que está enferma.
En Cereceda el emplasto se utilizaba para personas y animales.
Entre los animales se encontraban las gallinas.
Si una gallina aparecía con una pata o con un ala rota, por una pedrada o atropello del camión de la fábrica o del coche de línea - los únicos vehículos de cuatro ruedas que se movían por las calles de Cereceda - se la veía al instante con un emplasto aplicado por la dueña en esa fractura.
Cabras y ovejas con sus proles eran animales a los que las " gatas " aplicaban sus artes curativas con emplastos.
Mi padre tenía en los pellejos de vino con una capa de pez por el interior, los mejores emplastos para roturas de patas de " todo animal que se averíe ", decía mi padre.
Otros emplastos muy utilizados eran los preparados con cebolla asada y aceite, o los que llevaban yerbas machadas y mezcladas con aceite o manteca.
La manteca era un excelente componente en casi todos los emplastos. Emplastos que en ocasiones se colocaban calientes.
Recuerdo una ocasión cuando yo tenía cinco años en la que mi tía me preparó un emplasto de yerbas porque me dolían las muelas. D. Juan, el médico del pueblo, me quitó el emplasto que llenaba un carrillo de mi cara y me metió en el bolsillo una " bogalla " de las que se crían en los robles.
- Lleva la " bogalla " en el bolsillo del pantalón y pronto te descansará el dolor de muelas, me dijo.
Estuve tres días sin aparecer por casa de mi abuela para que mi tía no viera que yo había menospreciado su remedio " quitadolores de muelas ".
Don Juan y mi tía tenían remedios para el dolor de muelas, aunque uno era " de médico pediatra " y el otro " de curandera."
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