¡ QUÉ SILLA MÁS DURA !
En la cocina de la taberna de mis padres había dos escaños.
Uno en el lado izquierdo y otro en el lado derecho.
El escaño del lado izquierdo servía para sentarse a la camilla a la hora de las comidas. Se estaba mejor sentado en él que en las sillas.
El escaño del lado derecho era más elegante y con asiento mucho más amplio. Era un escaño que servía de cama para el pan y que antes había servido de cuna para los tres hijos del tabernero . dos niños y una niña.
En ese escaño siempre había clientes del bar sentados porque se estaba muy bien en la cocina y con una buena lumbre.
Alguna noche sirvió de cama a un afilador que no podía dormir en la rueda de afilar con la que recorría media España.
En la cocina había también dos silla altas y dos sillas " bajitas ".
Las altas tenían el asiento de madera tras romperse el primitivo de bayón.
Las sillas bajitas tenían el asiento de bayón y mi madre las cuidaba colocando sobre el " culo " de la silla un delgado cojín, relleno con lana de las ovejas.
Una de esas sillas era su asiento favorito cuando, terminadas las faenas de la cena, se sentaba a trabajar con la rueca y el huso o se dedicaba a hacer jerseys o calcetines o bufandas.
La silla de la foto es " bonita " pero insufrible a la hora de sentarse en ella.
Foto pinterest.es
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