NI CENAMOS NI SE MUERE PADRE
Este refrán tiene muchas formas : Ni cenamos ni se muere padre; ni cenamos ni se muere la vaca; ni cenamos ni aparece el cura.
Es un refrán que se sitúa siempre en una cocina de casa de pueblo con la cena en el puchero situado a la lumbre para que las patatas permanezcan calientes.
Era muy frecuente en los pueblos castellanos, región en la que he escuchado este refrán, que el cura acostumbrara llevar el Viático a alguna persona moribunda al oscurecer. " Por si acaso fallece esta noche ", le decían las " gatas " a don Antonio, el párroco de Cereceda.
Entonces el horario de la cena quedaba paralizado hasta que el cura acudiera con el sacristán y los monaguillos a visitar al moribundo.
También se detenía el reloj que marcaba la hora de la cena cuando había alguna vaca o alguna oveja o cabra o marrano enfermo y se le había aplicado la medicina que el veterinario o el albéitar - el ganadero veterinario - habia recomendado.
Era necesario esperar la reacción del animal tras administrarle el " remedio " antes de sentarse toda la familia, alrededor de la camilla de la cocina, a cenar.
Según me contó el señor Santiago, el afilador de Nogueira, ese refrán lo había inventado una niña galleguiña cuando una noche estaban sin cenar, a la espera de que llegara su padre que había ido a la casa de la abuela, que se encontraba muy enferma. La niña había dicho : " Ni cenamos ni viene padre."
- Después en cada aldea y en cada casa lo dicen según la ocasión, aunque lo más corriente es : " Nin ceamos nin vén o cura ", que decimos en Nogueira.
Foto google.com
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