" ¡ ¡¡ LA LECHERA !!!

Ese era el grito que se escuchaba a hora temprana por las calles de aquel pueblo de Euzkadi.

La lechera madrugaba para ordeñar las vacas en el caserío y acudir con la bicicleta especial a vender la leche " puerta a puerta " con una medida de " la mitad de un litro ".

Si una mujer le pedía un litro de leche pues llenaba dos veces su medida de aluminio y " solucionado el problema ".

Yo quise convencerla de que la medida que utilizaba era el " medio litro " o dos cuartillos, pero abandoné porque " yo siempre la he llamado la mitad de un litro y así la seguiré llamando hasta que me jubile o hasta que esta bicicleta me parta los riñones ".

Años antes llevaba la leche en una burra con sus aguaderas.: cuatro cantinas y la lechera detrás de la burra. Pero un día su hijo - Dios solamente le dió un hijo que estudiaba ingeniería industrial en Bilbao - le preparó la bicicleta de vender la leche.

- Desde el caserío hasta el pueblo todo es cuesta abajo y a la vuelta las cantinas de la leche están vacías y te costará poco subir hasta el caserío, le dijo. " Y me convenció. Me convenció porque la burra se asustaba con tantos coches, y cuando me cruzaba con un camión de la mina de hierro no cabíamos los dos en la carretera "

Y un día llegó el camión de la Central Lechera y ella sacaba las cantinas a la puerta y el camión se llevaba la leche.

- Ahora estoy aburrida. No hablo con nadie. ¡ Como no hable con las vacas !. Mi marido en la fábrica hasta las tres de la tarde y mi hijo en Bilbao estudiando, que no vuelve a casa hasta la noche . . . Me parece que voy a volver a vender la leche por las casas.

- La lechera del caserío   ha muerto. Ahora lo que tiene que hacer es vender las vacas y quedarse con el cerdo que come las " sobras " y las gallinas, le dije al verla tan triste.

Poco tiempo después su marido vendió las vacas y se marcharon a vivir al pueblo. El caserío lo visitaba cada día para echar de comer a las gallinas y recoger los huevos que vendía " puerta a puerta ". 

Así podía hablar con las mujeres que le preguntaban por su antiguo oficio y por su bicicleta " lechera ".

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