EN LOS NIDOS DE ANTAÑO,  no hay pájaros hogaño.

En Cereceda hay personas, sobre todo " gatos " viejos, a quienes les agrada decirme refranes cuando hablo con ellos.

Los pájaros construían sus nidos en los árboles o en el suelo según fueran aves con grandes alas o aves a las que la naturaleza les hurtó la facilidad de levantar y mantener el vuelo.

A todas las aves les gusta hacer cada año nidos nuevos.

Incluso a las cigüeñas que retornan cada 2 de febrero al campanario de la torre de la iglesia les gusta " adecentar su casa y restaurar las partes que las lluvias y los aires del tardío han esbaratado ".

Pero, cuando mis amigos me cuentan por teléfono la llegada al pueblo de los veraneantes, me dicen ese refrán para indicarme que en algunas casas que el verano anterior estuvieron ocupadas, algunas muchos días  y otras pocos días, este verano están cerradas.

Para las personas los nidos de antaño son los hogares en los que se criaron y que un día quedaron vacíos por culpa de la emigración.

Mis amigos sienten " en el alma " que hayan sido los habitantes de esos " nidos de antaño " quienes hagan que las puertas estén " candadas " porque ellos " no volverán más al su pueblo y al su nido ".

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