CON LA BURRA AL CERCAO
Los días que la burra descansaba, se la solía llevar a un cercao.
En Cereceda los cercaos eran abundantes.
Un cercao es un prado con paredes y robles o bardones pero que no tiene yerba para aguadañar y convertirla en heno.
Hay zonas del término municipal en las que abundan los robles, que en verano dan " buena " sombra, que tienen abundancia de piedras al aire y que solamente son aprovechadas para llevar a ellas la burra o los marranos antes de comenzar a cebarlos.
Todos los cercaos tenían paredes de piedra sin argamasa levantadas por el dueño " en los ratos muertos " porque en ellos no se podía hacer ningún otro trabajo ni en linares ni en las tierras.
Ese día la burra salía del casco urbano con las cabezás pero sin aparejo y al llegar al cercao, la dueña regresaba al pueblo con las cabezás en la mano.
Al atardecer, antes de la puesta el sol había que ir a buscar la burra para que durmiera en el corral.
Poco alimento podía encontrar pero estaba " suelta " y al aire libre y podía " retozar " y correr por el cercao.
Con la emigración se marcharon del pueblo los vecinos, disminuyó el número de ganado equino y las paredes de los cercaos se fueron, poco a poco, " derrumbando ".
Hoy es raro ver algún animal equino por las calles del pueblo.
Foto pinterest.es
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