Desconocía la existencia de esa palabra hasta que un buen día, en los inicios del verano, me tocó llevar el almuerzo a mis tíos que estaban segando en el Corcino.
Como buen " gato " me quedé a echarles una mano y al volver a casa para la comida, mis fuerzas habían desaparecido.
Mi tía me recibió con una riña porque yo debía regresar una vez entregado el almuerzo.
- Estás desmarrío, fué su pronóstico al ver mi cara.
Hay que tener en cuenta que tras el trabajo de la hoz, a los segadores que trabajaban en Valdecarros - y el Corcino - es el inicio de la finca de Valdecarros - les esperan tres kilómetros de caminata por el camino Zarzoso en el que hace siglos desaparecieron los árboles de sus orillas y el sol te va quemando como a una planta sin agua.
Desmarrido significa " desfallecido, mustio, triste y sin fuerzas ".
Yo llegué tan cansado que el hambre había desaparecido y las ganas de comer podían menos que las ganas de sentarme en el banco del portal y con la cabeza sobre las rodillas esperar que el cuerpo se fuera animando.
En esas situaciones era el gazpacho de Cereceda, el plato de garbanzos y las " tajás " la única medicina capaz de restablecer un cuerpo " desmarrío ".
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