martes, 6 de junio de 2023

La Peña Jituero    ( continuación )




En fin, dejaremos a los entendidos en el tema de la Toponimia que hablan de " Etimología popular " para explicar elsignificado de los nombres de los lugares pues se originan muchas veces cambios del nombre propio inicial, como es el caso.

Y, además, por más que nos quebremos la cabeza en darle significado a un nombre de lugar, siempre habrá quien piense diferente sin que eso altere el paraje y las piedras, roquedas, granitos, precipicios, vegetación y fauna que por allí puedan observarse.

Que sirva esta presentación para pasear por esa nuestra sierra que nos limita por el noreste en la que otras cimas, más altas aún,  no alcanzan su renombre y sus historias.

Yo he vuelto a subir hace unos días a la Peña Jituero. Lo había hecho de pequeño acompañado de mi padre. Recuerdos y nostalgia. Pero el espíritu permanece y da ánimos para volver al pueblo y recargar pilas. Esta energía da más sentido al trabajo y a los días.

El camino lo hago en coche hasta la portera del monte. Es mayo y no hay trigales. Ya no se siembra en Cereceda como antaño. Si el abuelo Ángel viera ahora sus tierras y sus desvelos sin producir , estaría triste y con las ilusiones acabadas.

Los tiempos cambian, adelantan para algunos pero se pierden los objetivos vitales de aquellos años. Ya no es la revolución de la mecanización del campo. Hemos cambiado el pueblo por una vida más cómoda  en las ciudades a las que el destino o el azar ha llevado a cada uno. Vivimos mucho mejor, pensamos nosotros,  y el campo nos recibe como turistas ocasionales.

Son imágenes de mi niñez  las impresionantes alturas de los riscos que se avistan entre las hojas de los robles de un bosque que era más fácil de penetrar. No hay aves rapaces pero desde el sur las rocas, los acantilados son inexpugnables.

Hoy he subido a la Peña Jituero desde su cara norte. He atajado por el sotobosque para evitar un largo recorrido por la pista. Es fácil si uno obvia que hay que pasar una alambrada y luego caminar entre abrojos y peñascos, algunos con movimiento pues no están bien fijos al terreno.

No he visto víboras ni otros animales que sean peligrosos ni siqyuiera aquellos que pueden generar repugnacia a quien como yo vive entre gasas y antisépticos para procurar la mayor higiene en la clínica en la que trabajo.


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