DOÑA GENEROSA Y SU GATITA SABINA
Generosa vive feliz en su pueblo.
Su pueblo es el pueblo en el que nació pues su padre, don Roque, era el médico de varios pueblos " pequeños " y vivía en el que estaba casi en el centro geográfico.
Ella estudió en la capital y ejerció su profesión de médico durante unos años en un pueblo grande y los años restantes hasta su jubilación en la capital.
Sus " enfermitos " - así los llamaba ella - eran los niños.
- Yo fuí siempre " la médica de los pequeños ", porque a mí el título de pediatra me desagradaba.
Ahora lee y pasea y hace tapices a mano.
Siempre en compañía de Sabina.
Sabina es la nieta de una gata que regalaron a su madre y tenía ese nombre.
Sabina y doña Generosa " se llevan " muy bien, y los pocos vecinos que quedan en su pueblo, las saludan cuando caminan por la calle principal o por las callejuelas.
- Mi pueblo tiene una sola calle, " larga como un día sin pan ", decía mi padre, y diez callejuelas estrechas y empedradas y con los tejados tapándolas para que cuando llueva nadie se moje.
Doña Generosa vive en una punta de la calle, y en la otra punta, está el bar al que acude cada mañana a recoger su pequeña hogaza de pan.
En casa se reparten el pan entre las dos amigas.
El pan Sabina se lo come en sopas mojadas en leche.
- Sabina es un poco golosa y un poco señorita y parece una gatita de capital.
Foto pinterest.es
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