FUMAR UN CIGARRO, sentado a la lumbre
Los " gatos " - lo he escrito reiteradamente - eran muy aficionados al cigarro.
A un " gato " le importaba muy poco dejar la pareja de vacas con el arado puesto para andar un kilómetro a pedir un cigarro a otro " gato ".
Recorrer las Lagunejas de abajo a arriba para pedir un cigarro en un día de frío era algo normal.
Mi padre no podía vivir sin la petaca.
Una mañana en las Canalejas me dijo " vete a la Nava el Mónago a ver si alguno de los que estén sacando patatas te puede dar un cigarro ".
Otro día me mandó desde la Monte la Rade a buscar la petaca, que se le había olvidado cuando estaba sacando raíces.
El madrugar en Cereceda era un " vicio " de fumadores.
- A qué te levantas tan temprano con el frío que hace, le preguntaba la señora " gata ".
El señor " gato " respondía sonriendo " a sentarme a la lumbre a fumar un cigarro ".
Un pueblo en el que " ser mayor de edad " al volver de la mili te autorizaba a fumar delante de tu padre, en la cocina de casa.
Tabaco de cuarterón o de cosecha propia o de " hoja de patatera ".
Foto Google.com Antigua petaca de cuero.

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