LUIS EL HERRERO
Luís era hijo del tío Manolo el herrero - también fué alcalde y juez de paz - y de la señora Cesárea.
Sus padres vivían en la calle Larga, donde se encontraba la fragua.
Luís estuvo de niño y de joven y de adulto unido al yunque y al fuelle y al martillo y al potro de la fragua.
Su padre le enseñó el " arte " de trabajar el hierro tras calentarlo.
Aguzó espigochas y echó puntas a las rejas mientras preparaba callos para las vacas.
Un año inventó un arado para las fresas porque tener que zacharlas era muy " costoso ".
Siempre se sintió orgulloso de ese " invento ".
Todos sus inventos, realizados en la fragua de Cereceda, llevaban grabado a fuego, el número 53.
Luís se marchó voluntario el año 53 y su " mili " la pasó en Sisi Ifni. Recuerdos de una tierra que lo acompañaron durante toda su vida.
. . . Y un día volvió a coger la maleta de emigrante y se marchó a Bilbao, pero antes había estado en Asturias.
En las orillas del río Nervión trabajó unos días solamente, como soldador en una gran empresa, pero su maestría y buen hacer lo trasladaron a la refinería de Tarragona.
La familia, que había quedado en el pueblo - Ester, su esposa, y sus cinco hijos ( cuatro muchachos y una muchacha ) - lo convirtieron de nuevo en agricultor, primero en Salamanca y luego en la Vega del río Guadalquivir.
Los recuerdos de mi amigo Luís se amontonan desordenadamente en mi cabeza.
Mis horas en la fragua de " ayudante " y alumno de sus magistrales clases de vocabulario castellano, los recuerdos de sus historias de caza , a veces clandestina, el abrazo a su llegada a la estación del Norte de Bilbao en una mañana de lluvia y sol, y, sobre todo, sus " aventuras " juveniles en los banquetes de boda, donde siempre " asustó " a cocineras y matrimonios con sus " desastres de natillas y perronillas " para diversión de unos y lamentos de madres y suegras,
La tía Amparo, esposa del tío Casimiro y madre de su amigo Amando, cocinera en todas las bodas de Cereceda lo temía y " se la tenía jurada ", junto a las novias de sus amigos, a quienes hizo arar por la calle Larga el día de la tornaboda, eran un recuerdo imborrable en su vida de " gato " joven.
Hoy, y por muchos años, el recuerdo de Luís, el hijo del tío Manolo el herrero, permanece y permanecerá en el recuerdo de la vida del Cereceda de los años cincuenta y sesenta del siglo pasado..
Descansa en paz, amigo mío, en el cementerio de tu pueblo.
Foto Googlde,com El herrero, el yunque y el martillo golpeando el "yerro ", al rojo vivo.