GRACIAS
Palabras de Manuel Marcos Robles en el funeral de su tío Isidro, celebrado el 12 de Noviembre de 2024 en la iglesia parroquial Nuestra Señora del Rosario, en Cereceda ( Salamanca ).
Gracias a la vida “que me ha dado tanto” decía una canción del siglo pasado.
Gracias a Dios por la vida de tío Isidro en la que ha hecho tanto y por tantos.
Gracias a todos vosotros por venir a este momento de despedida de tío Isidro. Los que
le habéis conocido pudisteis disfrutar de su forma de entender la vida.
Se crio como niño en los duros o durísimos años de la guerra y las penurias de la
posguerra.
Dejó la escuela con 12 años para cuidar las ovejas del abuelo Ángel y trabajó duramente en las tierras de Cereceda.
Formó una familia con tía Juana que no se vio recompensada con hijos que le dieran apoyo en la vejez y peleó en este tiempo duramente contra las adversidades de la enfermedad y del destino.
Siempre dieron ejemplo a los sobrinos de sus formas de entender la vida.
Ejemplo que es su mejor legado.
Destacó en su trabajo como secretario de administración local por su disponibilidad para arreglar en todo momento los problemas burocráticos de quienes a él acudieron.
Gracias a Nachito que supo motivarle para que en su ancianidad mantuviese la ilusión de escribir historias del pueblo y de sus vidas para publicarlas en Pataloso.
Gracias a vosotros vecinos y paisanos, a Arístides, a Flores, a Isidro, a Salvador, a Pedrín, a José y a Ángel que compartisteis con él historias y trabajos del campo y de la vida serrana, de las ferias de Tamames y de sus cuidados de las fincas.
Gracias a Monse, a Gertru y, especialmente a Adriana, que le han ayudado en casa estos últimos años.
Gracias a los sobrinos, los primos de Sevilla, que en tantas ocasiones sacasteis motivos para venir a visitarle, hecho que le llenaba de alegría.
Gracias a mis primos Joaquín y Águeda, especialmente a ti, Águeda, que sin esfuerzo y sin dudas compartiste con él y le cuidaste esa última noche tormentosa renunciando a la comodidad de tu descanso.
Gracias a mis hermanos que, cuando ha sido necesario, habéis estado allí a su lado y al mío para aportar vuestro granito de arena en la vida de tío Isidro.
Gracias a María Jesús, mi mujer, que puso siempre los detalles en los cuidados y el agradecimiento en los regalos a los tíos.
Gracias a tía Rosa porque pusiste voluntad, empeño y compañía en la vida de tía Juana cortada por aquel ictus fastidioso.
Gracias a tía Berna, que ahora asumes el ser el faro de referencia de la familia de Cereceda.
Gracias también a Alfredo que ha renunciado a asuntos personales y familiares para estar aquí presidiendo el funeral de despedida de tío Isidro.
Y GRACIAS, finalmente, a todos por vuestro cariño.
Que Dios os lo premie.
Foto Uffizzi restauradores Crucifijo pequeño ( que está en el presbiterio ) de la iglesia parroquial de Cereceda.
Fué la obra restaurada que mayor ilusión le hizo a Isidro pues ese crucifijo se llevaba en los entierros hasta el cementerio.
Isidro me comentó que él lo había llevado en muchas ocasiones cuando " ejercía " como sacristán.
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