EL NOMBRE DE MI BURRA
Una señora " gata " muy curiosa me pregunta por el nombre de " la burra que sabía latín ".
Siempre la llamamos " la burra ".
La burra era de mi abuela Fausta.
Mi padre me decía: Vete a buscar la burra, si no la necesitan los tíos, porque mañana temprano tienes que ir a buscar vino a la Cooperativa de San Martín con el tío Quico y el tío Máximo del Cabaco.
Contaré una historia de " la burra sin nombre propio ".
Un día le dije a mi abuela que teníamos que ponerle un nombre a la burra.
Mi abuela - que tenía muy mal genio - me dijo que con el nombre de burra tenía bastante.
Pero mi tía Floripe, que era mi madrina y que acababa de apuntarme de monaguillo, me dijo : Que no se te ocurra decirle a Don Avelino que venga a bautizar la burra. Don Avelino es muy guasón y se presenta una tarde a bautizar la burra porque se lo ha pedido Nachito.
Y, tras ponerse muy seria, añadió : La abuela le sacará una bandeja de perronillas y una copa de anís, pero a tí y a mí nos desheredará.
En Cereceda me explicó " a los hijos que se portan mal con sus padres, los desheredan "
Yo no dije nada a Don Avelino, el párroco, aunque desconocía lo que significaba el verbo desheredar.
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