LAS LANCHAS DE LA COCINA
El piso de la cocina de la casa del pueblo en la que yo nací y pasé mi infancia era de lanchas de pizarra.
Solamente la " lancha de la lumbre " era de granito.
Según mi madre, cuando ella heredó la casa de sus familiares - aunque tuvo que comprar algunas partes - la cocina tenía el piso de barro con muy pocas lanchas de pizarra.
Esas lanchas eran trozos grandes de pizarras que habían sacado de algunas zonas del pueblo en las que se podían encontrar pizarras casi al aire libre.
Las lanchas eran irregulares y las había grandes y pequeñas.
Los espacios entre unas lanchas y otras estaban rellenos de barro de la Azebea.
El barro de la Azebea era una arcilla especial que se utilizaba para hacer tejas, para fabricar adobes, para reboque de las paredes interiores - que eran de adobes - y para " colocar y mantener " las tejas de los tejados.
Cuando el barro entre pizarras desaparecía, mi madre me encargaba " ir a la Azebea y traer - sin cantos - un calderete de barro ".
Ella rellenaba los huecos y el piso quedaba casi plano.
Las pizarras no habían sido talladas ni pulidas y tenían arrugas bien visibles que hacían complicado el equilibrio de las cuatro patas de la camilla y de las sillas.
Luego aparecieron las baldosas de barro cocido y las pizarras quedaron enterradas para siempre en el piso de la cocina.
Foto Google.com Tejados de pizarrta en un pueblo a orillas del Lago de Sanabria en Zamora.
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