sábado, 31 de julio de 2021

 NADA ME INSPIRA  más veneración y asombro que un anciano que sabe cambiar de opinión.

                                                                                      Santiago Ramón y Cajal




Santiago Ramón y Cajal, médico y científico español compartió  el Premio Nobel de Medicina en 1.906, " en reconocimiento de su trabajo sobre la estructura del sistema nervioso."

Mi abuelo Matías me contó que a él no le gustaba cambiar de opinión sobre la enfermedad de una vaca o de un cebón. 

- Yo veo enseguida el mal que tiene la vaca y sé lo que tengo que hacer pa curarla. Unas veces es no echarle tantas garrobas y otras no dejarla beber tanta agua.

Un día me dijo que esa mañana había tenido que llamar al veterinario de Sequeros porque la Morucha no comía. 

El pensaba que era porque estaba implá, porque había comido mucho verde mojao. Y si él lo decía, " eso iba a misa."

 Mi abuelo era el Mayordomo de una de las cuatro Cofradías que había en el pueblo.

- ¿ Qué le pasaba a la Morucha, abuelo ?, le pregunté.

- Pues vino el veterinario y me convenció de que la Morucha no estaba implá. Si no comía era porque le había salido una herida en la boca y yo no me había enterao. A mí no me gusta reconocer que me he equivocao, pero le dije al veterinario, que era mu joven : " Tiene usted razón, la vaca tiene una herida en la boca. Seguro que se la hecho con algún espino de los de la portera."

Mi abuelo se quedó callado . 

Yo le dije : abuelo, el veterinario sabía más que usted.

- Lo que es de más, es de más. ¡ Mira que no mirarle yo la boca !. Le pagué al veterinario y le dije : Usted ha estudiao y le ha mirao la boca pa saber lo que le pasaba. Yo he curao muchas vacas, pero con la Morucha me he equivocao.

A mi abuelo Matías, ganadero y " veterinario " de yerbas,  le puso " cara de tristeza " aquella equivocación.


Foto  Google.com

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