jueves, 6 de julio de 2023

 ¡ ARRIMA LA BURRA . . .  !







Es una exclamación que aprendí siendo niño.

Era una orden de mi abuela Fausta quien, viuda desde hacía años y con siete hijos a  su cargo - cinco varones y dos hembras - estaba acostumbrada a decir a todos los presentes - y quizás también a los ausentes - lo que tenían que hacer.

Cuando mi abuela quería ir a Valcabrero, una zona del término municipal muy querida por ella , siempre utilizaba la burra.

Para subir a la burra y sentarse " de lado " porque mi abuela nunca se vistió con pantalones - aunque según el señor Heliodoro que era el juez de paz , " tu abuela es quien lleva los pantalones en su casa ", - 
era necesario que yo le arrrimase la burra al machadero que había en la puerta de su casa o a la elevación de la calle que había a la puerta de la señora Rita, su vecina.

Cuando había que subirse a la burra tanto las mujeres como la gente menuda, buscábamos una pared o unas engarillas o cualquier otro " medio " que nos permitiera subir con seguridad a lo alto de la albarda.

Recuerdo que en una ocasión en la que yo le expliqué a un amigo de la capital la razón de ser de los machaderos a las puertas de las casas de Cereceda - que era para machar el lino - una señora " gata " que estaba en la Plaza esperando a Serafín, el " carrefour " de Villanueva, añadío " y también pa que las mujeres nos podamos subir a la burra  y en Villanueva son piedras más altas pa que se puedan subir al mulo ".

¡ Arrima la burra ! es una exclamción perdida del idioma " gatuno " porque son raras las burras que hay en el pueblo y más raras aún las " gatas " que viajan en tan apreciado medio de locomoción.

Foto  pinterest.es


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