sábado, 22 de julio de 2023

 EL SIESTEO DE LAS OVEJAS









En Cereceda había más ovejas que cabras.

Según los datos de Isidro Marcos Martín había- en la época " buena " - unas 500 cabras y unas 700 ovejas.

La diferencia es que casi todos los vecinos tenían dos o tres cabras como mínimo, y, en cambio, había muchos vecinos que carecían de ovejas.

Había dos piaras de ovejas con su pastor correspondiente que dormían en el campo en primavera y en  verano y en otoño, el tardío que decimos en Cereceda.

Las ovejas en verano se " amarizaban " en una zona de robles a la que en el pueblo llamábamos los " Amarizos ".

Las ovejas se juntaban bajo los robles y ponían sus cabezas pegadas al suelo y cobijándose unas a otras. Recuerdo que en una ocasión tuve que acompañar a un comprador de ovejas a los Amarizos a ver algunas ovejas y resultó complicado localizarlas en ese " montón " y sacarlas fuera del corro.

Las cabras eran mucho más resistentes al calor. 

Ellas se pasaban la siesta en las Salgaeras, en un pequeño hoyo que hacían con sus patas. La sombra en ese lugar era inexistente porque ni siquiera había bardas que levantaran " dos palmos " del suelo.

La siesta de ovejas y de cabras era aprovechada por pastores y cabrero para acercarse al pueblo y descansar " porque este ganao se pasan toda la noche taleando " me dijeron pastores y cabrero.

- No paran en toda la noche a la búsqueda de comida durante las noches de verano. Yo debo acompañarlas pa que no se suban a los Rasos y luego no hay quien las haga bajar pa ordeñarlas al mediodía.

En verano acudíamos a ordeñar las cabras a las once y media o las doce de la mañana, cada gatín o cada gatina con su " cacharro ".

Ese oficio me gustaba. Había que hacerlo antes de uñir la pareja de vacas para ir a trillar.

¡ Qué tiempos y qué recuerdos !.


Foto  pinterest.es

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