lunes, 24 de julio de 2023

 NO PARES CUANDO ESTÉS CANSADO. Para cuando hayamos acabado.






Mi padre lo decía en idioma " gatuno "  : " No te pares cuando estés cansao, párate cuando hayamos acabao ".

Si íbamos a zachar patatas, enseguida me empezaban a doler los riñones y yo le pedía a mi padre que paráramos un poco. Él hacía " como que no me había oído " y seguía zachando surcos con más ganas que las que tenía al llegar al linar.

Si era a zachar remolachas, en una mañana tempranera porque luego había que ir a las Eras, mi frase era la misma pues me dolían los riñones. Entonces mi padre me mandaba " a ir quitando la yerba al lado de la remolacha " mientras él seguía zachando.

El problema venía cuando andábamos a la siega.

Las suertes de Valdecarros me continúan trayendo malos recuerdos porque allí había prisa por terminarlas pues estaban muy lejos y se cansaba uno " más en la ida y la vuelta que en el trabajo ".

Al llegar a la punta de cada surco yo intentaba enderezarme para hacer el surco del retorno, pero mi padre seguía segando y me decía " no te pares. Sigue segando que ya descansarás cuando acabemos ".

En la vida siempre te animan a que sigas y sigas y sigas, sin detenerte, hasta llegar al final.

Mi opinión es que eso es un engaño infantil " cuando acabemos de segar esta suerte, nos iremos a la del Corcino ", le decía yo a mi padre.

Así era el trabajo en Cereceda antaño, aunque hogaño parezca que nunca hubo ni patatas ni remolachas en los linares, ni suertes sembradas de trigo en Valdecarros.


Foto  Google.com

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