sábado, 30 de enero de 2021

 HEÑIR     

Al acordarme de esta palabra, la he buscado en el diccionario de términos lígrimos salmantinos y su significado es " sobar la masa del pan con los puños."






Mi abuela Fausta siempre dijo HEÑIR, y lo mismo decía mi madre cuando estaba preparando la masa para hacer el pan. Lo hacía poniendo la artesa encima del banco de la cocina.

También empleaban ese verbo cuando preparaban la masa para hacer dulces : perronillas, floretas, sacatrapos, rosquillas y para hacer las tortas fritas para los muchachos y muchachas.

Era un trabajo que hacían siempre las mujeres por la mañana temprano. Ellas tenían la sensibilidad en sus manos, porque " se necesita tratar la masa de harina y agua con cariño. Hay que mezclar bien para que no salgan grumos en el pan, y hace falta que luego el torno lo mezcle de nuevo. Si la masa está sin heñir bien, cuesta mucho darle al torno."

Al torno le daban muchas veces las mismas mujeres que heñían la masa o sus hijos, que en ocasiones no llegaban a muchachos.

Ya he contado que antes de irme a la escuela ayudaba a mi madre a darle vueltas a la manivela del torno. Entre una madre de mi madre y otra mía conseguíamos que la masa pasara entre los dos rodillos del torno y saliera una masa suave y fácil de convertir en un pan.

En algunas familias se ayudaban a " masar " unos a otros. " Voy a casa de mi hermana o a casa de mi madre a darle al torno " era una frase corriente para decir a dónde iba un hombre a esas horas de la mañana. Era uno de los pocos hombres que quedaban en el pueblo sin ir a la siega, o a machar piedra a la carretera, o a hacer de albañil en los pueblos de los alrededores, o a " roturar " con una espigocha la dehesa de Zarzosillo.

 Esos eran los trabajos de los hombres en la Cereceda de hace muchos años, antes de que llegara al pueblo " la moda de la emigración ".

Foto  google.com

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