sábado, 9 de enero de 2021

 EL HORNO Y EL PAN

                                           Dejaste el pan en el horno

                                           y te fuiste a hablar con el novio,

                                           cuando volviste ya estaba quemao,

                                           te se estuvo mu bien empleao.

                                                                                                   Anónimo

Escrito en el idioma de Cereceda.







Esta canción, que le señora Encarna me cantó en el machadero de la " mi " puerta una tarde a la hora de la siesta, era un reflejo de los problemas que representaba el " masar " en cada casa.

Yo pregunté muchas veces a mi abuela Fausta, a mi tía Floripe y a mi madre cuánto tiempo tenía que estar el pan en el horno para que se cociera.

La respuesta siempre fué sin reloj : Cuando empieza a brillar en los rescaños, hay que cambiarlo de sitio dentro del horno, y con la pala - de madera y una tapadera de hojalata encima para que aguantara el calor - ya se nota si está cocido.

La canción hace referencia a los hornos que estaban en una esquina de la casa o en un apartado del corral ,y el cuarto en el que estaban tenía una puerta - además de un ventanuco - a la calle.

La mayoría de los hornos del pueblo estaban en el sobrao y había que subir los panes en una tabla, de dos en dos o de tres en tres según las fuerzas del " transportador, " y tener mucho cuidado con el fuego y con las brasas sobrantes porque el suelo del sobrao era siempre de " tablas ".

En mi casa mi madre recogía las brasas y la ceniza, una vez sacado el pan, en un brasero que colocaba en la camilla de la cocina.

Mi madre tenía la costumbre de que yo le subiera el pan al sobrado antes de irme a la escuela por la tarde - se entraba en la escuela a las tres - y mi llegada a casa , a las cinco y " poco más ," coincidía con el momento de sacarlo del horno y bajarlo al " cajón " de madera en el que estarían los doce o quince panes hasta su finalización.

Por la mañana yo ayudaba a mi madre con el torno antes de irme a la escuela. La entrada por la mañana era a las diez y media. Mi madre para entonces ya había preparado la masa en la artesa y había hecho en el escaño de la cocina, la cama para el pan con una manta doblada y una sábana blanca de lino, a la que llamaba " la sábana de la cama del pan."

Foto  google.com

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