BUENOS DÍAS
En Cereceda el primero que se levantaba, debía encender la lumbre.
En mi casa me gustaba levantarme el primero y encender la lumbre.
Mi padre había dejado en la cocina un haz de leña seca y algunas raíces, casi siempre mojadas, para poner encima.
Era fácil hacer lumbre.
En la piedra de granito y, años más tarde, en la chapa de la cocina había siempre dos tizones, que eran dos trozos de tronco de roble.
El último que se iba a la cama - que en mi casa era mi madre en los días " normales " y mi padre en sábado o domingo o víspera de fiesta o día de fiesta - tenía que tapar las brasas de los tizones.
De esta forma toda la noche había calor en la cocina y no penetraba la helada por la chimenea.
Se separaban un poco los tizones, se les echaba encima el haz de bardas y las raíces, y, ¡ milagro !, al instante había una " lumbrará ".
Si era necesario teníamos la ayuda del fuelle.
Yo cortaba unas lonchas de pan un poco gordas para tostar en las brasas de la lumbre y mi padre ponía sobre la camilla la botella de gaseosas de Tamames con aguardiente y ya estaba preparado el primer " desayuno de la mañana ".
La botella de aguardiente dormía muchas noches sobre la camilla porque a mi padre le gustaba echar un trago antes de irse a dormir.
Foto pinterest.es
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