CONTRABANDISTAS SOMOS Y EN EL DESCAMINO NOS ENCONTRAREMOS
Para las gentes que nos dedicábamos al contrabando la palabra " descamino ", que la escuché por primera vez a un joven portugués, significaba el camino de vuelta a casa después de entregar la " mercancía ".
Ese regreso era feliz si habías entregado la " mercancia " y la habías cobrado.
Aunque lo " normal " era que al entregar un " fardo ", te pagarán el anterior.
El " vendedor " o depositario de la mercancia " trabajaba con el dinero del contrabandista.
Mi familia era contrabandista pues vendía café portugués que le llegaba de Portugal y piedras para mechero en la taberna.
Nuestra zona de venta era la Sierra y algún pueblo del Campo Charro.
Muchas veces llevábamos el café - un cilindro al que quitábamos la marca portuguesa - metido en el saco de alubias o de garbanzos.
De esta forma nuestros sacos disimulaban el olor del café.
Un portugués. al que yo llamaba el señor Manueliño - pasaba por la taberna a cobrar la " mercancía " cuando " le parecía bien " porque entonces no había teléfono en Cereceda.
Mi padre - un buen tabernero - " regalaba " algún kilo de café al puesto de la Guardia Civil de Sequeros y al destacamento de El Cabaco.
Él lo definía con esta frase " Aquí paz y después gloria " que, según decía, le había enseñado don Avelino, el párroco de Cereceda.
Foto Google. Monumento al contrabandista ( mochilero ) en La Codosera ( Badajoz ).
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