lunes, 8 de agosto de 2016

ALLI LA TIENES   ( San Martín del Castañar )



" Entre el bosque de castaños el camino descendía ligeramente serpenteando por la falda de una montaña que se precipitaba hacia un valle que abría sus carnes de oeste a sur en prominente hoz. Nada parecido a las imponentes llanuras de encinares que rodeaban Salamanca. Por un momento Simón sintió que se había trasladado a un lugar fuera del mundo conocido.  A un lado del camino pudo distinguir los sillares rasos de una pequeña ermita, primer elemento de civilización con el que se topaba desde hacía bastantes leguas.  Y pudo distinguir un badajo rompiendo el silencio desde la lejanía.  Sin acelerar el paso - tampoco el cuerpo se lo permitía - continuó descendiendo por el camino hasta que un pequeño altozano abierto de maleza le permitió distinguir las formas rectilíneas de un castillo abrazado por una aldea de hidalga figura, de tejados pardos, aupada sobre una loma bien defendida. El terreno abancalado se moteaba de cepas y árboles frutales. El castillo con sus grandes barbacanas y majestuoso torreón, defendía el valle sobre el río que lo había cincelado. Animado por encontrar semejante villa en lugar tan inhóspito Simón continuó a paso lento hasta allí.
Al llegar a las primeras edificaciones vió que una mujer hermosa con un cesto en la cabeza ascendía por el camino. Miró a Simón y sonrió. Fué una curiosa sonrisa, inesperada para el peregrino, que solo encontraba agravio en las miradas de la gente que lo veía pasar.
- Lejos llegan los peregrinos desde Salamanca - dijo la buena mujer.
- Demasiado lejos . respondió Simón con gozo. ¿ Qué villa es ésta que me recibe con tan grata amistad ?.
- San Martín del Castañar, peregrino francés, villa noble y de señorío.
Otro martín se cruza en mi camino, pensó Simón acordándose del buen bachiller. La mujer dejó el cesto lleno de fruta madura en el suelo. El hombre miró con avidez las manzanas y las cerezas que rebosaban el mimbre, mirada que no pasó desapercibida a la mujer.
- El mercado anda de capa caída - dijo señalando la fruta. Tómese la licencia de catar la buena fruta de la sierra. Como dicen por aquí : el caminar sin yantar es mal caminar.
Desligado de la vergüenza Simón devoró una manzana.
- ¿ Hacia dónde te diriges, francés ?.
- Busco incansable un lugar cuyo paradero parece esquivar mis pasos.
- ¿ Y qué lugar es ése ? - preguntó la mujer.
- El lugar en tierras de Occidente que llaman la Peña Francia.
La mujer sonrió ampliamente deteniendo con soberanía femenina el corazón peregrino de Simón
- Estás de suerte, peregrino, pues tus pasos han dejado de esquivar tu destino. Allí la tienes.
La buena serrana señaló con su dedo  un lugar más allá de los promontorios que cerraban el valle. Como una lanza erguida en piedra por encima de toda la serranía el penacho calcáreo de la montaña  elevaba su gracia contra el telón del cielo azul. Así vió Simón la Peña de Francia. "
                                               
                                ( La Montaña Dorada. Raúl Rentero Mateos. Pág 158 - 159 )


Raúl Rentero Mateos presentará su libro y firmará ejemplares en Cereceda el jueves, día 11, en la iglesia parroquial a las 6 de la tarde.
El acto será presentado por D.Esteban Díaz Merchán, Párroco de la localidad.
A la finalización del acto se repartirá de forma gratuita el nº 1 de la Revista PATALOSO.

Etiqueta. La montaña dorada.

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