jueves, 4 de agosto de 2016

PEREGRINO Y ROMERO

 


Este invierno pasado una noche lóbrega cenábamos juntos algunos amigos. Alguien sacó dulces al común. Humildes y bien apiladas destacaban las obleas. Tomé la dulce forma circular y, después de contemplarla un instante, comencé a morderla por el " 1444 ". Me pasó como al escritor francés Marcel Proust ( 1871 - 1922 ) quien al mojar unas magdalenas en el té, fué recordando algunos detalles de su infancia gracias a aquel postre. Saboreando los dulces hechos por artesanas franciscanas, se despertaron en mí los recientes recuerdos del verano de 2015. Con el primer paladeo me vinieron a la memoria las Caminatas con las gentes de Cereceda. Una Romería y una Peregrinación.

Romería al Zarzoso. El año 1444 anclado en el leve relieve de las obleas franciscanas recuerda el comienzo de su fundación. Y el resto del dibujo muestra la puerta norte y algunos símbolos de la Tercera Orden. Al Santuario de El Zarzoso en verano, como he aprendido de vosotros, se va en recuerdo de otras romerías anteriores en mayo. Lo importante no es la fecha, sino poner a caminar el corazón.

Me agradó poder conocer a tantas personas diseminadas por la piel de toro y extrarradios. Casi todos provenientes de Cereceda y sus familias. Este Monasterio " entre zarzas " surgió porque un grupo de mujeres comenzó a vivir el Evangelio de Jesucristo de una manera especialmente radical y sincera. Vinieron desde el vecino pueblo de Aldeanueva de la Sierra. Les ayudó Don Gómez de Venavides con sus tierras y el dinero necesario para comenzar a construir en la citada fecha de 1444 un monasterio que estuviese bajo la protección de nuestra Señora de Porta Coeli y del Santísimo Cristo de la Luz, imágenes que esta familia ilustre trajo desde Jerusalén. En nuestro veraniego paseo, al salir de Cereceda con el Yeltes remojando el Puente Cantería, comprobé cómo se despertaban en muchos de vosotros los recuerdos de infancia, las duras tareas del campo antaño, las personas del hogar que ya nos faltan, las travesuras de mozos, los caminos recorridos sin coche y, en fin, la añoranza de la tierra propia que reclama a sus hijos  y les grita derechos de propiedad aunque sea una vez al año. Qué bueno trasegar el vino de la ilusión y la esperanza en la bodega de esas conversaciones en camino. No podré recordar las decenas de nombres de lugares, personas y acontecimientos que me comentábais durante la caminata, pero sí extraigo su fondo común : agradecimiento a la vida y a Dios por el regalo de la tierra y la familia. Y después de pocos kilómetros la llegada en tromba al Santuario de la puerta del cielo. Y estupenda acogida de la comunidad religiosa para reposar el alma en amistad cuando celebramos la Eucaristía. Y en esa mesa de altar de nuevo vivir soñando un presente y futuro digno para Cereceda y sus pobladores de aquí y de cualquier rincón del mundo.Así que cuando comas  los dulces de las franciscanas muerde con atención... sobre todo si hincas el diente en el 1444.

Y una peregrinación. Al Santuario de Nuestra Señora la Virgen de la Peña. Otra fecha y otro recuerdo. Que viene de la mano de la colorista camiseta de fiestas. Quizá no sea la única persona que revive los sudores de la ascensión a la Peña cuando se enfunda el niki de marras. Cuentan que el perfil del oeste de Cereceda es el santuario mariano a mayor altitud del mundo. La montaña se eleva a unos 1.727 metros sobre el nivel del mar, terminando en una pequeña meseta, y es sin duda la montaña con más personalidad de toda la sierra. Ya conocemos las coplas de Simón Vela y viene bien refrescar el dato de 1434 como momento del hallazgo del francés. Dos años después el obispo de Salamanca cede a los dominicos los derechos que pudiera tener sobre la ermita construída en las cumbres. En meses una comunidad de dominicos de cinco miembros asume canónicamente la ermita. Y las familias jóvenes de Cereceda emulan desde hace años al buscador parisino, rastreando por la falda de la "montaña dorada " las huellas de sus mayores que también subieron, y con muchas menos comodidades, para poder derramar a los pies de la Madre las quejas, los agradecimientos, las súplicas y todo un rosario de intenciones como solo una madre sabe acoger. Hoy también, y esperamos que sin fin, los dominicos ayudan a templar los ánimos en la cumbre y con su acogida y buen talante nos adentran en el misterio de la vida que asciende como nuestros pasos hacia la cumbre de la vida....
Y Jesucristo y su Madre siempre esperando a sus hijos. Así que atención cuando te vuelvas a enfundar la camiseta de fiestas de Cereceda...porque los recuerdos activan el corazón.

                                                                             Esteban, sacerdote.

                ( Artículo publicado en el nº 1 de la Revista PATALOSO )

Etiqueta. Pataloso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario