ANECDOTAS DE UN PREGON

El día del pregón mi familia había preparado una comida familiar en La Piñuela,  lugar al que acudían muchas familias en esas fechas a preparar carne asada.
Al iniciar la comida yo pregunté al Señor Alcalde  - mi cuñado Santos Berrocal Varas -por el pregonero.
- ¿ Quieres ser tú ?.  El año pasado fué Tinín. Este año no hay pregonero. - me respondió.
A las cinco de la tarde me bajé de La Piñuela y con un lápiz escribí unas veinte estrofas, que, tras eliminar algunas y modificar otras, se convirtieron en el Pregón que yo leí a las 10 de la noche desde el balcón del Ayuntamiento.

Al terminar el Pregón descendí a la plaza y la primera persona que me felicitó fué Cesáreo Sendín, alcalde de El Cabaco, pues sus hijos regentaban el bar que había en la planta baja del Ayuntamiento.

Una persona, a la que yo apreciaba y a la que debía un favor de mi época infantil, se acercó a felicitarme.
- Nachito, me ha gustado tu pregón. No me ha gustado el final. Has dicho "  cerecedanos y cerecedanas. Viva Cereceda . "   Tenías que haber dicho " gatos y gatas. Viva Cereceda ".
El año 1997 las gentes de Cereceda consideraban un " insulto " que los llamasen " gatos y gatas ".
Yo le prometí cambiar esa idea y que nos sintiéramos orgullosos de ser " gatos y gatas ".
Cada año, cuando voy al pueblo, me acerco al  cementerio y rezo una oración junto a una sepultura humilde, entre panteones, ante una cruz de madera, con
un nombre grabado a punta de navaja. Allí reposan los restos mortales de mi amigo CHAN.

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