sábado, 6 de febrero de 2021

 LA VACA QUE NO COME CON LOS BUÉS o come antes o come después.

María, GATA 2.020,  me envía un correo con su felicitación de la Pascua de Navidad y añade un comentario sobre esta frase " mi grand-mére se la dice a mi madre cuando ella dice que no se sienta a la mesa con los invitados para atender mejor las peticiones."





A mi abuela le gustaba comer con los invitados, aunque ella fuera la cocinera.

Se levantaba catorce veces de la mesa para traer pan, vino, la siguiente fuente de comida, o subía al sobrao a buscar la fruta que servía de postre. Pero, cuando los invitados eran " de categoría," se quedaba cerca de la camilla para atender enseguida cualquier petición o suplir con presteza la falta de algún cubierto.

Cuando la comida era familiar, la cocinera comía en la camilla de la cocina con los restantes miembros de la familia, " como debe ser ", decía ella. Y añadía " la vaca debe comer con los bués  y no antes ni después."

Este era el refrán transformado por ella en un consejo para las jóvenes recién casadas o con hijos pequeños.

La camilla redonda que había en todas las cocinas del pueblo era el lugar donde se reunía la familia.

 Si la comida la servían en la sala - en ella estaban las alcobas con las camas - era en ocasiones muy señaladas y siempre había personas ajenas a la familia. En la cena del primer día de la matanza, pero sobre todo en la cena del segundo día - el día de los chorizos -  invitaban a cenar al cabrero y al pastor quienes tenían cabras u ovejas. El cabrero o el pastor eran homenajeados con una cena en la sala. En la cocina cenábamos los nietos y las nietas, " la gente menuda " que no debían interrumpir las conversaciones " de los mayores."

El día de San Pablo y el día de San Marcos, los patronos de Cereceda, siempre había invitados - excepto los " años de luto " - y la comida se servía en la sala. Eran días " grandes " en la vida del pueblo.

Foto  google.com

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