domingo, 28 de marzo de 2021

 AGUA DE ORÉGANO  ( continuación )





El puchero era sencillo pero tenía su " aquél ". Se ponía a cocer el agua con un `poco de orégano, unos higos secos y cuando esto ya estaba bien cocidito, a ese fuego lento de la lumbre, se cuela el caldo echando una buena cucharadita de miel, y esto tomado bien calentito, decía la abuela ... " ala, muchacho, vete a la cama que con esto ahora sudas bien, y mañana no tienes ná."

Porque en tiempos ha, eran las abuelas ( bien sabe Dios que tal sabiduría les trajo males de hoguera a algunas en otros siglos ) las boticarias, las médicas y, si se apuran las cirujanas. La mayoría sin saber leer ni escribir, doctas como nadie, porque la sabiduría, es bueno recordarlo de vez en vez, no se guarda en el leer o en el escribir sino en el saber.

Y eran médicas, y modistas, y cocineras y hasta sicólogas. Que tal oficio y tal palabra no se conocía entonces, y se decía que la tía tal " sabe escuchar bien ", porque tienen oídos finos y cabeza con muebles adecuados, como Salomón, para decir la palabra que conviene. Que no es otra que la que deja a todos conformes.

Y sino ya se sabe, agua de orégano que cura los males.

Fotos  Revista PATALOSO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario