domingo, 10 de octubre de 2021

 UN  " CIRUJANO " INFANTIL.


Artículo publicado en la Revista PATALOSO. Agosto 2.021

Su autor es Atanasio Sánchez, director y editor de la Revista.


Un domingo por la tarde, a finales de Agosto, los muchachos fuimos a la " borricá " que estaba en El Regajo y volvimos al pueblo en una carrera de burros.

La carrera fué por el camino Zarzoso, montados " a pelo " y sin " cabezás ". Al bajar por la cuesta de El Tumbadero, cerca ya del río Yeltes, el mi burro descargó la carga inesperadamente. El labio inferior roto y el médico cosiéndolo con una aguja desinfectada y un trozo de hilo negro que le dejó su esposa, doña Tomasa.

La intervención quirúrgica tuvo lugar en la " clínica ". Una habitación de la casa de la señora Conce con puerta a la calle y unas escaleras en las que hoy se sientan, en verano, madres e hijas a charlar al fresco.

Aquel médico, " que entendía de todo ", que curaba muchas veces con los remedios caseros que le enseñaban las gentes del pueblo porque no había dinero para ir a la farmacia, y porque la farmacia más cercana estaba a 12 kilómetros y había que ir en burro, 

Aquel médico que visitaba  los enfermos por la mañana y por la tarde, cada día, y les tomaba la temperatura y te pedía que " abrieras la boca."

Aquel médico que lloraba cuando un enfermo se moría porque " estaba de Dios que así fuera, y yo no he podido hacer nada más."

Aquel médico había nacido en Salamanca, donde estudió la carrera de Medicina, y llegó a Cereceda el año 1.940 tras aprobar la oposición de APD, Asistencia Pública Domiciliaria.

Su nombre Juan Matías Pérez Hernández, Don Juan.



Permaneció en Cereceda hasta el año 1.958 en que se trasladó a vivir a El Cabaco, tras tomar posesión como Médico Titular de La Nava.

A Don Juan le gustaba hacer preguntas a los estudiantes a la vuelta de los estudios y los exámenes en la capital. Alababa con hermosas palabras a los estudiantes que " además de estudiar y sacar buenas notas en los Centros educativos salmantinos, ayudábamos a nuestros padres en los trabajos del campo."

Nos enseñaba " sentencias " de hombre culto. 

Recuerdo siempre una de ellas : " Salamanca no hace milagros; el que va jumento, no vuelve sabio. "

Sus palabras eran siempre de ánimo para los jóvenes y de " sermón " para los padres : " Debes gastarte lo que haga falta para que el muchacho haga una carrera " o " tienes dinero y la mejor forma de gastártelo es dándole una carrera a la muchacha en lugar de comprarle tierras."

Un día del año 1.978 aquel médico " sabio " se jubiló después de 38 años como médico de pueblo.


Foto  Revista PATALOSO Agosto 2.021.


NOTA . - Con este artículo comienza la serie de artículos de la Revista PATALOSO que el blog publicará hasta mayo de 2.022, siempre en domingo.


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