viernes, 15 de octubre de 2021

 



Es un proverbio anónimo.

Le escuché esta frase a mi padre cuando algún vecino decía en la taberna que se necesitaba alguien en el pueblo.

- Te lo digo yo, decía mi padre, ése nos hace falta aquí como los perros en misa, cuando se hablaba de hacer un trato sobre venta de churros y alguien proponía que el tío Diosdado estuviera presente en el trato.

Y mi padre añadía : Si el tratante no nos paga lo que hemos acordao, el tío Diosdado no es abogao ni va a poner el dinero de su bolsillo.

La frase significa que una persona no representa nada en ese acto, tal como sería la presencia de los perros en la celebración eclesial.

En Cereceda los perros tenían prohibida la entrada en la iglesia. Si acudía acompañando a su dueño, se le obligaba a quedarse en la plaza.

Recuerdo un vecino que tenía la costumbre de ir a todas partes acompañado de su perro. En alguna ocasión, el perro se quedó en la plaza pero al rato entraba a la iglesia, y entonces el cura nos pedía a los monaguillos que lo echáramos a la calle.

En verano he visto que algunas personas que llegan al pueblo con perritos, los dejan en casa cuando acuden a la iglesia.  Excepto algunos perros que me he encontrado en el interior de la iglesia de la Peña de Francia. 
- Han llegado acompañando al peregrino hasta lo alto y merecen entrar a visitar a la Virgen, me dijo en una ocasión el Padre Ángel cuando era el Prior del convento .

En el día de San Antonio, cuando se bendicen los animales, los he visto en el exterior de las iglesias o en una carpa levantada por el Ayuntamiento para que allí reciban la bendición del sacerdote, pero yo reconozco que estaban en el exterior del templo.


Foto  google.com


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