lunes, 18 de octubre de 2021

 PARA EL HOMBRE OCUPADO, nunca es el día largo.





Mi padre lo decía de otra forma : " Hoy se nos ha hecho el día corto."

Era su frase " de protesta " cuando íbamos a sacar patatas a un linar y él había calculado que en un día tendríamos tiempo para acabar el linar, pero cualquier eventualidad hacía que la llegada de la hora de regresar, no coincidía con la saca de los últimos surcos del cantero.

Era la misma frase para aquellas cuadrillas de segadores que iban a Valdecarros y tenían la faena justa para un día. Si antes tenían que terminar algún " cacho " que les había quedado del día antes, los surcos de las suertes se les hacían demasiado largos y el día demasiado corto.

En esos trabajos nunca nos poníamos de acuerdo mi padre y yo porque para él ese día le parecía demasiado corto y para mí se me había hecho demasiado largo. 

La desaparición del sol por la misma ruta que el río Yeltes traía la alegría para personas y animales. Las vacas que llevaban desde las once de la mañana uñidas al yugo y dando vueltas a la parva arrastrando el trillo, miraban al oeste esperando la " puesta del sol," y los trilliques, cansados de estar sentados en aquellos tajos de madera de roble, mirábamos a la cesta de la merienda.

El día es largo o corto según el trabajo y las ganas de trabajar.

Así eran los veranos de mi niñez en las tierras y en las Eras de Cereceda.

Foto  google.com

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