sábado, 11 de diciembre de 2021

 CACHAPO




. La piel interior de las castañas.

Es una palabra que me enseñaron los jurdanos que venían a vender castañas pilongas a Cereceda.

- Estas castañas están más limpias que las del año pasado, le decía mi madre al jurdano de Nuñomoral que todos los años nos traía castañas pilongas.

- Señora Constantina, póngalas usté en agua con unos granos de sal y los cachapos se sueltan solos, le aconsejaba a mi madre.

Cuando las castañas pilongas se ablandan, " sueltan " las pieles que les quedan entre las " rendijas."

Cuando nos regalaban castañas frescas, mi madre las cocía en un puchero de barro a la lumbre. Allí estaban media mañana cociendo junto al puchero de los garbanzos.

Al terminar la comida mi madre me daba un puñao de castañas cocidas y yo me las iba comiendo camino de la escuela. Eso quería decir que ese día no había ido a llevar la comida a mi padre, que igual estaba arando que sacando raíces, o haciendo pared en algún linar junto al río.

Las castañas, crudas o cocidas son un buen postre pero me gustan más los carboches.

Un amigo jurdano me ha dicho que ellos comen carboches en agosto.

Yo, que tengo a los jurdanos por personas muy formales, me he quedado pensativo al escuchar su afirmación.

- Que sí. Que las guardamos en el frigorífico congelador metidas en una bolsa junto al medio cabrito y al tostón que sobró en Navidades. En agosto las sacamos y en el carbochero las asamos. ¡ Hay que mover mucho el carbochero para que no se quemen y suelten la piel y los cachapos y, con vino de pitarra, saben a gloria, aunque sea en agosto.


Foto  raicesdeperaleda.com


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