lunes, 13 de diciembre de 2021

 BARBÁS





. Tocino de la parte baja de la cabeza del cerdo.

En algunas carnicerías esa zona es denominada papada.

En mi casa las barbás se echaban en sal exactamente igual que los jamones o las hojas de tocino en el " cajón de salar ".

A mí me gustaban los torreznos de barbá fritos, pero estaban más sabrosos si se los echabas en las brasas de la lumbre para asarlos. Si se asaban antes de echarlos en sal, había que añadirles sal porque si no estaban muy insípidos.

Para asar los trozos de barbá sobraban las trébedes, llamadas " estrébedes " en Cereceda, siempre colgadas en el lateral izquierdo de la chimenea.

- Un cacho de barbá asada a la lumbre y un trago de vino era el mejor bocado al que mi padre solía invitar a sus amigos, que por las fechas de las matanzas aparecían por la posada.

Un trozo de pan casero y encima la barbá asada para que poco a poco el pan se fuera llenando de grasa, y cortada con la navaja, era un " bocado de cielo ", decía el pielero cuando entraba hasta la cocina para almorzar.

La barbá tenía abundancia de corato y escasez de tocino, pero ese corato, " medio asao y medio crudo ", era " lo justo " para el trago de vino del " boto ", el vino especial que mi padre, el tabernero, guardaba para sus amigos.

Hoy, muchísimos años después, todavía hay muchos " gatos " y " gatas " que, lejos de la casa del pueblo, sueñan con aquellos almuerzos, aquellos trozos de barbá y, con nostalgia, aquellos tragos de vino de las Casas del Conde, de Villanueva o de San Martín del Castañar.

Unos tiempos que se fueron para no volver pues, cada año, se celebran menos matanzas en Cereceda.


Foto  google.com La matanza en el suelo y en la mesa del torno de " masar."

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