martes, 21 de diciembre de 2021

 NOSTALGIA    ( continuación )


Los cambios sociales condicionan las formas de pensar de las personas. En ese aspecto quiero tener una observación que me parece muy acertada en relación con los habitantes de Cereceda en concreto; aunque algunas personas discrepen de la lógica de mi persona mantengo mi razonamiento que seguidamente trato de razonar. Desde el punto de vista religioso, desde el año 1.939 hasta estas fechas la evolución de la religión en la sociedad ha dado un vuelco que no hace falta explicarlo porque todos lo conocemos

En las misas dominicales la iglesia se llenaba de gente con fe profunda y con un elevado grado  de humildad. 

Quiero hacer una observación a este respecto: en el año 1.939 había en el pueblo 350 habitantes y en esta fecha hay 45 habitantes.

El grado de humildad de las gentes de 1.939, en un alto grado derivaba, aparte de ser las personas más humildes, del estado de la profunda fe religiosa : ambas cosas armonizaban a las personas para resignarse a las adversidades de aquella época.

Quiero hacer constar que en la fecha a que se refieren los acontecimientos había  en Cereceda había un sacerdote muy trabajador coincidiendo con una organización llamada Acción Católica en la cual estábamos enrolados casi todos los jóvenes del pueblo.

Quiero hacer constar que en aquellas fechas había en las gentes un alto fervor religioso.

En esas fechas todas las familias trabajaban contrarreloj, no había más herramientas que el arado romano, la azada o la hoz y todos los trabajos se hacían corporalmente pero con ilusión para remontar la crisis derivada de la guerra civil.

Todos los años dentro de la llamada cuaresma se realizaba el llamado cumplimiento pascual, consistente en la confesión y la comunión colectiva de todos  los vecinos y familiares que hubieran ya recibido  la primera comunión y eso dice el grado de fe religiosa de la gente.

De ese estado de fe se derivaba el estado de humildad, que asociado con la carencia de los medios económicos empujaban a las familias a resignarse y a aceptar la situación por la que atravesaban.





Otra manera que tuvieron las familias fué la concesión al Ayuntamiento por la Administración de la roturación de la finca de Valdecarros bajo la modalidad de huertos familiares en el año 1.945. La roturación para convertirla en suelo destinado a cultivo de cereales, fué una riqueza para el pueblo, en especial, para los vecinos que disponían de menos superficie propia para su cultivo.

Esta roturación fué durante veinte años una fuente de ingresos para todos los vecinos, y contribuyó  a la mejora económica de las familias.

La roturación se llevó a cabo en un periodo de tres años a base de azadón. Así se demostró  la valentía en el trabajo por parte de los vecinos.

Por los años de 1.960, debido al fallecimiento de varios vecinos por edad y  la masiva emigración de los vecinos jóvenes se abandonó el cultivo de los cereales, Por esta razón la finca se cerró con apoyos de hormigón y alambre de espino, y se destinó al cultivo de pastos, con una gran comodidad para los ganaderos.

Como la humildad es una virtud humana, derivada en buena medida de la fe religiosa que existía en aquellas fechas en la sociedad, la resignación de las familias asociada a las necesidades económicas hizo olvidar los rencores generados por la guerra y las familias remontaron la situación, haciendo de Cereceda un pueblo con futuro y en paz.


Fotos   google.com  y José Manuel García, GATO 2.020

                                          Cereceda Diciembre de 2.021.

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