martes, 20 de septiembre de 2022

 EL ABRIDOR LATAS DE SARDINAS






En la taberna  y posada de mis padres en Cereceda, era mi madre quien manejaba el abridor cuando había que abrir una lata de lo que fuera.

Yo era el especialista en desenrollar el abridor de la tapa de la lata y devolverlo al cajón de la cocina.

El cajón de la cocina era un pequeño almacén donde se guardaban los rebojos de pan y unos cuantos utensilios necesarios e imprescindibles, tales como una cuchara vieja o un tenedor al que se le había roto un diente o algún abridor de latas de sardinas.

Mi madre decía que en la vida había que tener paciencia y por esa sencillísima razón me pedía que desenrollase el abridor para usarlo otra vez.

Yo sabía que en la caja de cartón en la que venía la lata había siempre un abridor.

Una moza de Cereceda sabía hacer un collar para perro o para gato con esos abridores unidos mediante un hilo del trasmallo de pescar.

Un día, sin previo aviso, las latas cambiaron su forma exterior y el abridor desapareció.

¡ " Alantos " de la vida ! que decían las " gatas " viejas de Cereceda.


Foto pinterest.es


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