jueves, 10 de noviembre de 2022

 " QUE EL AIRE TE VUELA LA ROPA "







El lugar preferido de las " gatas " para tender la ropa era una pared.

Una pared con zarzas era el lugar ideal. 

La ropa se tendía sobre las zarzas y entre el aire y el sol, o al revés, entre el sol y el aire, la ropa se secaba el mismo día que se había lavado. Pero eso era cuando las sábanas se lavaban en el Periquito o en el puente Cantería.

La llegada de las lavadoras trajo un gran descanso para las " gatas ".

Ahora la ropa se lavaba en casa.

Las tajuelas, las tablas o la caja de hacer jabón y los barreñones se subieron el sobrao y pasaron a ser un recuerdo y una " historia " que contar a los nietos, pero , sobre todo, a las nietas.

Las nietas, que acompañaban a la abuela a lavar al río durante las vacaciones veraniegas, vieron desaparecer uno de sus pasatiempos favoritos.

Les quedaba el consuelo de ayudar a la abuela " gata " a colgar la ropa.

Se colocaron alambres junto a las paredes de las casas en los lugares donde daba el sol, llamados la solana.

Aquellas casas que tenían un huerto o una " cortina " al lado, pasaron a llenarse de cuerdas de un peral a un manzano o de un guindo a otro guindo.

También se comenzaron a poner palos y hierros, clavados en el suelo con una azada y golpeados con el azadón para que la " gata " tendiera la ropa.

El problema aparecía con las " ventoleras " que eran abundantes en Cereceda en algunas épocas del año.

- ¡ María, que el aire te vuela la ropa !, comenzó a escucharse entre las señoras " gatas ", a gritos, como advertencia a sus vecinas.


Foto pinterest.es

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