jueves, 27 de junio de 2024

 PIEDRAS REDONDEADAS POR EL AGUA DEL YELTES









Entre la cueva de la zorra que estaba en la Ladera y los Praos de Prieto había una zona del río en la que se levantaban grandes pedruscos redondos.

Me gustaba sentarme en lo alto de los más grandes y ver los peces que se movían en el agua de los pequeños cahozos que se formaban.

En el lado derecho del río había un prao-cercao de mi abuelo Matías y en el lado izquierdo estaba el prao-cercao de Ventura.

Era un sitio especial para pescar truchas.

Yo vaciaba el pequeño charco y cogía las truchas con la mano.

Pero mi pesca favorita eran las ranas, que se escondían en las juncias y yo las cogía sin miedo porque en esa zona nunca vi culebras.

También era un buen lugar para darme un baño " en cueratos " y secarme en lo alto de las piedras.

Era mi baño de la tarde y me obligaba a comerme la merienda más río abajo antes de llegar a la toma de la Isla.

En mi fardel, preparado por mi madre, llevaba el libro de Ciencias Naturales de 5º de Bachiller que era un " tomazo " con los problemas de la cristalización de los minerales.

Cuando se lo conté al profesor de Ciencias del instituto Fray Luís de León de Salamanca - era el instituto masculino - se rió un rato y me pidió que le trajera algún canto " redonmdeado " por el agua del río Yeltes.

Se los entregué muy contento - junto con otras piedras con wolfram - porque " tuvo a bien " aprobarme la asignatura en Setiembre, pues en junio no " me atreví a probar fortuna ".

Yo estudiaba libre, una especialidad de la que fuí un gran defensor.


Foto  pinterest.es

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