sábado, 11 de septiembre de 2021

 CAMBALUD




. Tropezón violento pero sin caída.

Esta palabra me la enseñó un guardia civil andaluz - de la provincia de Huelva - que estuvo " un tiempo " destinado en el destacamento de El Cabaco. Me enseñó muchas palabras que eran desconocidas en Cereceda. Él las pronunciaba con acento andaluz, lo que hacía reír a mi padre, quien le reprochaba : "  No le enseñe esas palabras al muchacho, que luego las dice en la escuela y don Lamberto le llamará la atención."

A mí me gustaba aprender palabras de toda España.

 En la escuela de la posada de Cándido se hospedaban " maestros de todas las partes de España y algunos de Portugal " y a mí me gustaba imitar su acento y su vocabulario. Don Lamberto, mi único maestro en la escuela Unitaria de Cereceda, era muy serio y quería que yo aprendiera el castellano de Castilla - él era de la provincia de Ávila- y " que no se te peguen los acentos de los portugueses ni de los guardias civiles, ni de los trilleros, ni de los afiladores gallegos, ni de los jurdanos."

Yo aprendí de mi abuela Fausta a decir " trompicón " que era como ella decía cuando me tropezaba en alguna piedra de las que había en el camino de Valcabrero, a donde la acompañé muchas veces porque allí tenía tres o cuatro linares, o en el camino de Valdelobos, sobre todo desde la Puente San Martín hasta subir a la Mata el Tremendo. En esa zona, cuesta arriba, había canteras de piedras con las que se hicieron las casas de Cereceda.

Hoy nadie recuerda esas palabras porque nadie acude a los linares y los paseantes veraniegos " vamos siempre por las carreteras o por las pistas de tierra." 


Foto  google.com

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