viernes, 24 de septiembre de 2021

 ACEITUNAS, PAN Y QUESO  saben a beso





Eran tres productos que se comían en Cereceda. La pena era que no teníamos olivos y las aceitunas había que comprarlas a vendedores ambulantes o en la taberna.

Mis padres vendían aceitunas en la taberna.Unas veces eran aceitunas negras y otras aceitunas blancas. Todas llegaban a mi casa desde El Madroñal, donde Inocencio,  Cencio, el amigo de mis padres las preparaba y en la taberna sólo teníamos que venderlas. 

Las vendíamos a cazos. Como ni romana ni báscula estaban en el mostrador, mis padres las vendían por cazas. Una caza de madera con la que las sacábamos de una tinaja de barro que yo siempre conocí en una esquina detrás del mostrador. Antes de que se acabaran unas, Inocencio traía otras, y mi padre las echaba a la tinaja.

Cuando servíamos un chato de vino, siempre poníamos en un plato pequeño de los que se usaban para las tazas del café, unas aceitunas.

Las aceitunas, los chochos salaos y los cacahuetes eran los aperitivos normales de la taberna. Los aperitivos especiales, solamente para ciertos " personajes ", eran unas rajas de chorizo, que mi padre cortaba con un cuchillo en la cocina.

Los triángulos de queso de oveja, que los partía mi madre, eran una invitación de la casa y, por tanto, nunca se cobraban.

El pan eran trozos de pan de casa, del que hacíamos en el torno y se cocía en el horno del sobrao.

Pan, chorizo y queso, servían para destacar la importancia de los invitados. El coste de esas invitaciones 2 Extraordinarias " corrían por cuenta del Ayuntamiento o, en otras ocasiones,  " por cuenta de la casa ", que decía mi padre.

Foto  google.com


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