sábado, 3 de agosto de 2024

 LA EDAD




El queso añejo - no hecho el mismo año en el que se consume - tenía un sabor diferente al queso del año.

El olor llenaba todo el portal y toda la cocina, y el sabor - " hay que comerlo despacio para saborearlo ", decía mi madre.

Y te daban un pedacito para degustarlo, mientras que del queso del año te daban o te cortabas un trozo, que, según mi abuela, " a ese queso con pocos cortes que le hagáis, pronto le sobrará la tabla del portal ", tabla en la que estaba colocado para que se secara.

El vino añejo le agradaba muy poco a los clientes de la taberna.

Ellos eran más partidarios del vino nuevo, del que alababan todas sus cualidades y alguna que ellos le añadían.

El vino añejo, decía mi padre que era el tabernero, " pica siempre algo a la pez del pellejo o sabe a la madera del tonel ".

Yo, hijo de tabernero, a quien nunca me gustó el vino ni joven ni viejo, no puedo alabar las sensaciones de un buen trago de un vino de tres o cuatro cosechas anteriores.

" La edad sólo es importante si se trata de un queso o de un vino ", dicen mis amigos cosecheros de vino en esta tierra alicantina.

Foto  pinterest.es


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