miércoles, 7 de septiembre de 2016

MIS PEREGRINACIONES A LA PEÑA

En mis recuerdos permanecn las subidas a la Peña con mi madre descalza y grupos de personas de Cereceda el día 8 de Setiembre. El camino se hacía con burros en los que llevábamos la merienda en las alforjas.
El año 1953, pasadas las fiestas de San Marcos, subí a la Peña con la compañía de D. Antonio, el párroco del pueblo,  y dos sacerdotes amigos suyos.
Esta peregrinación fué una aventura. Salimos de Cereceda " a la hora de venir las cabras ". D. Antonio dijo que él conocía el camino. Hasta el Casarito todo fué según lo previsto, aunque nuestra marcha era " un poco lenta". Allí iniciamos la subida pero la noche llegó y nos perdimos. Varias horas para encontrar la carretera y la fuente de Simón Vela. Desde allí todo fué carretera. Llegamos al convento a las tres de la mañana. Una cena conventual y a descansar.
El año 1960 yo quise recordar mis peregrinaciones el 7 de setiembre, la víspera de la Fiesta. Por Cereceda pasaban " cuadrillas de peregrinos" que venían de La Calería. Unas vecinas, que subían con el burro, se hicieron cargo del fardel con mi merienda. Era una subida llena de colorido, de jolgorio, de alegría. Los burros, a veces algún carro, los caballos de la zona de Ciudad Rodrigo, el tamboril y la gaita, y un reguero de gentes.
Se llegaba a la Peña a la puesta del sol. Al anochecer se celebraba el Via Crucis con velas por la ladera de la montaña. Entonces pasaban el verano en la Peña los
 filósofos y los teólogos del convento de San Esteban. Luego hogueras en la plaza, cánticos de los " jurdanos ", colas para subir al camarín de la Virgen, y  frío, mucho frío, en lo alto de la montaña.
La salida del sol nos encontraba en los pasillos del convento o de la hospedería, tomando un desayuno, mitad café y mitad chocolate, caliente.  Y a esperar  a quienes subían por la mañana.
El año 1961 yo hice la peregrinación de la mañana junto a personas de toda la Sierra, de la Calería, de  toda la provincia. Recuerdo con emoción los cánticos, los versos a la Virgen durante la procesión y el ofertorio, y la gente. Mucha gente .Y en medio de todo el bullicio, la figura del P. Constantino con su hábito blanco y su capa negra.
El año 2008 Serafín, mi gran amigo Serafín, sacerdote e hijo de Cereceda, resucitó la peregrinación del pueblo cada verano. Ahí sigue la ilusión, la fe y el cariño de un pueblo, Cereceda, a la Virgen de la Peña.

Etiqueta.  Dominicos.

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