miércoles, 4 de diciembre de 2019


UNA SENTENCIA DE CERECEDA.






En Cereceda llamaban " sentencia " a una frase, siempre dicha por una persona de edad avanzada, que no admitía réplica, ni deliberación, ni discusión porque era una " verdad como un puño."
El tío Pedro, que tenía un bar en la plaza y a quien yo conocí ya muy " entrado en años," tenía una sentencia para reflejar a las personas, todavía en edad de trabajar, pero a quienes atraía poco, o nada, el trabajo.
Para él esas personas tenían la decadencia, es decir, estaban " viejas ", estaban en la cuesta abajo de la vida y poco se podía esperar de ellas.
- " Fulano tiene la decadencia : es que las ganas de comer no se le quitan y las ganas de trabajar no le entran," decía el tío Pedro.
Para hacer su sentencia contraponía dos " ganas " propias de las personas de los pueblos.
En el pueblo hay que tener " ganas " para trabajar en las duras faenas del campo tanto en verano como en invierno. El calor de Junio, Julio y Agosto se llevan mal en las faenas de la siega, la acarrea, la trilla y la limpia. En invierno los trabajos de sacar raíces, juntar hoja o segar " gelechos " eran dificultosos por el frío.
En cambio la otra " gana " - el comer - , según el autor de la sentencia, se mantenía durante las cuatro estaciones del año, durante los días de frío invernal y durante los días calurosos del verano.
En el pueblo durante mi niñez, cuando en el pueblo estaban habitadas todas las casas y los niños y niñas llenábamos las calles con nuestros juegos, a las personas " ancianas " les gustaba decir alguna sentencia .
D. Lamberto, el maestro, me decía que las sentencias de mi abuela eran una lección aprendida en el Libro de la Vida, al igual que las " sentencias " de pastores y cabreros, hombres que pasaban las horas del día en el campo sin más compañía que los ganados y los perros.
En verano todavía he escuchado alguna sentencia a las personas mayores, más a las mujeres que a los hombres.

Foto  www.google.com

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