viernes, 17 de enero de 2020


PIZARRA Y PIZARRÍN

El " gato " que hace unos días me preguntó por mi recorrido personal por España, me preguntó por " la pizarra y el pizarrín que llevábamos a la escuela."






Yo estuve en la Escuela Unitaria de Niños de Cereceda hasta terminar el curso 1.952 - 1.953 y en esos años nunca tuvimos bolígrafos.
Cada uno - al igual que las niñas - acudíamos a la escuela con una pizarra en la mano y un " puñao " de pizarrines en el bolsillo. No se necesitaba mochila para llevar tanto material. Las chicas llevaban además  " los materiales de labores, costura o bordados."
La pizarra me la habían comprado mis padres en Tamames y los pizarrines eran " de cosecha propia."





La pizarra era un trozo de pizarra rodeado de cuatro listones de madera, que se podían cambiar si empezaban a moverse.
Los pizarrines para escribir en la pizarra los fabricábamos con un trozo alargado de pizarra que íbamos frotando en una piedra de cantería para que se desgastasen y redondeasen.
Algún niño y alguna niña tenían un pizarrín de manteca que les habrían traído de la capital.
En esa pizarra escribíamos las cuentas y los problemas para hacer en casa. Eran los deberes que alguna noche tuve que hacer a la luz de un candil.
Se escribían por las dos " caras ".
En la escuela estaban las enciclopedias - una para cada grado - los libros de lecturas y los tinteros y la tinta.
La tinta la " hacía " D. Lamberto.
No recuerdo en qué curso comencé a escribir con la pluma y la tinta pero debió ser con 8 - 9 años porque " te manchabas mucho y manchabas el cuaderno."
Recuerdo el secante que teníamos para los borrones.
Los cuadernos los vendía el señor Adelio que venía de Tamames todas las semanas.
En la escuela las pizarras eran de piedra y es seguro que estarán debajo de una capa de yeso.

Fotos     todocoleccion.net
              acacia.pntic.es

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